La realidad aumentada parte de un concepto bien simple: ver la realidad que nos rodea a través de un dispositivo tecnológico que, de alguna manera, le añade más información útil.
Una aplicación simple que explica lo anterior puede ser nuestro teléfono móvil mostrando un extra de información en pantalla en función de lo que visualiza la cámara del mismo. Por ejemplo, el exitoso juego que nos obliga a perseguir Pokemons.
Las aplicaciones más prácticas de esta tecnología las podemos encontrar fácilmente en la industria, sobre todo en aplicaciones relacionadas con la logística. Disponer de gafas que indiquen los movimientos en sistemas de gestión de almacenes, la disposición o estado de elementos de fabricación de líneas de producción (temperatura, presión…) o el estado de máquinas en relación a su mantenimiento preventivo o predictivo son, sin duda, aplicaciones que deben ir ganando peso por sus innegables ventajas.